miércoles, 24 de diciembre de 2014

El Papa invita a vivir una Navidad verdaderamente cristiana

VATICANO, 21 Dic. 14 / 10:21 am.


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Al presidir hoy el rezo del Ángelus en el cuarto y último domingo de Adviento, a pocos días de Navidad, el Papa Francisco invitó a los fieles a vivir una Navidad “verdaderamente cristiana”, al tiempo que señaló a María y a José como ejemplos de cómo recibir a Jesús en nuestras almas.

El Santo Padre indicó que “hoy, cuarto y último Domingo de Adviento, la liturgia quiere prepararnos a la Navidad, ya a las puertas, invitándonos a meditar el relato del anuncio del Ángel a María. El Arcángel Gabriel revela a la Virgen la voluntad del Señor, que ella se convierta en la madre de su Hijo unigénito: ‘Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo’.

“Fijemos la mirada sobre esta sencilla muchacha de Nazaret, en el momento en que se vuelve disponible al mensaje divino con su ‘sí’; captamos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la Navidad”. Según cita Radio Vaticano, el Papa destacó “ante todo” la fe de María, “que consiste en escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón”. “Al responder al Ángel María dijo: ‘Yo soy la sierva del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’. En su ‘sí’ lleno de fe, María no sabe por cuáles caminos deberá aventurarse, cuáles dolores deberá padecer, cuáles riesgos afrontar. Pero es consciente que es el Señor quien pide y ella se fía totalmente de Él, se abandona a su amor. Ésta es la fe de María”.

Francisco señaló que “otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios. María es aquella que ha hecho posible la encarnación del Hijo de Dios, ‘revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidad’”.

María, subrayó el Santo Padre, “ha hecho posible la encarnación del Verbo gracias precisamente a su ‘sí’ humilde y valiente. María nos enseña a comprender el momento favorable en que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta rápida y generosa”. “Y Jesús pasa. En efecto, el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, que se produjo históricamente hace ya más de dos mil años, se produce como evento espiritual, en el ‘hoy’ de la Liturgia”.

Francisco aseguró que “el Verbo, que encontró morada en el seno virginal de María, en la celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y llama. Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María, con un ‘sí’ personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios y de su misericordia, de su amor”.

“Eh, cuántas veces Jesús pasa por nuestra vida. Y cuántas veces nos envía un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta, porque estamos tan ocupados e inmersos en nuestros pensamientos, en nuestros asuntos e incluso, en estos días, en nuestra preparación de la Navidad, que no nos damos cuenta que Él pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un ‘sí’, como el de María”.

El Santo Padre recordó que “un santo decía: ‘Tengo temor de que el Señor pase’. ¿Saben por qué tenía temor? Temor de no darse cuenta y dejarlo pasar”. “Cuando nosotros sentimos en nuestro corazón: ‘Pero yo querría ser más bueno, más buena, me he arrepentido de esto que he hecho’, aquí está precisamente el Señor que llama, que te hace sentir ganas de ser mejor, las ganas de permanecer más cerca de los demás, de Dios”. “Si tú sientes esto, detente. Allí está el Señor. Y ve a rezar, tal vez a la Confesión. A limpiar un poco el orujo. Eso hace bien. Pero acuérdate bien, si tú sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama. No lo dejes pasar”.

El Papa destacó que “en el misterio de la Navidad, junto a María está la silenciosa presencia de San José, tal como es representada en todo pesebre, también en el que pueden admirar aquí, en la Plaza de San Pedro”. “El ejemplo de María y de José es para todos nosotros una invitación a recibir y acoger, con total apertura del alma a Jesús, que por amor se ha hecho nuestro hermano”.
Jesús, dijo, “viene a traer al mundo el don de la paz: ‘En la tierra, paz a los hombres que él ama’, como anunciaron a coro los ángeles a los pastores. El don precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra paz verdadera. Y Cristo llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del alma. Abramos las puertas a Cristo”.

“Nos encomendamos a la intercesión de nuestra Madre y de San José, para vivir una Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, dispuestos a acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros”, concluyó.

(ACI/EWTN Noticias)

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"El anuncio del ángel a María": Lc 1, 26-38

"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue."


"El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo": Lc 2, 1-19

"Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón."


miércoles, 17 de diciembre de 2014

La alegría de la Navidad no está en consumir

VATICANO, 15 Dic. 14 / 10:49 am.

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El Papa Francisco ha vuelto a acudir a la periferia, esta vez de Roma. En la tarde del domingo realizó su octava visita a una de las parroquias de la capital. Se trató de la parroquia de San José en el Aurelio, un barrio popular de Primavalle.  Llegó alrededor de las 16 horas y se encontró con  varios grupos de personas, confesó a varios fieles y celebró la eucaristía.

Durante la homilía de la Misa que celebró en el tercer domingo de Adviento, el domingo de gaudete o de la alegría, el Pontífice denunció con energía que el consumismo en Navidad no es la verdadera alegría: “no a la alegría del consumismo que nos lleva al 24 de diciembre a todos con ansiedad, porque pensamos: 'Ah, me falta esto....'. “No, esta no es la gloria de Dios”.

Para el Papa "la alegría de la Navidad es una alegría especial que no es sólo para el día de Navidad, es para toda la vida del cristiano. Es una alegría serena, tranquila, una alegría que acompaña siempre al cristiano. Incluso en los momentos difíciles, de dificultad, esta alegría se convierte en paz. El cristiano no pierde nunca la paz, cuando es un verdadero cristiano, incluso en los sufrimientos. Esa paz es un don del Señor''. Habló también de cómo se encuentra la alegría en la vida cristiana: “La encontramos en la oración y en dar las gracias a Dios” y alertó contra la gente que siempre se está lamentando.

Uno de los grupos con los que se encontró primero fue el de niños recién bautizados y a sus padres. después de revelar que fue bautizado un 25 de diciembre, justo ocho días después de haber nacido, como era la costumbre en aquellos años, Francisco pidió a todos que rezasen por él porque le hace mucha falta.

''Quiero deciros algo: Los niños lloran, hacen ruido, van de un sitio a otro... Y a mi me da mucha rabia cuando en la iglesia un niño llora y la gente quiere que salga. ¡No!. Es el mejor sermón. El llanto de un niño es la voz de Dios. ¡Nunca, nunca, hay que echarlos de la Iglesia!'”, dijo el Santo Padre como ya ha señalado en anteriores ocasiones.

''Un niño dice siempre una palabra de esperanza con su ser... Es una semilla de futuro... Y vosotros, padres, decid a Dios: ''Custodia a mi niño, a mi niña para el futuro. En el niño, en la niña. Están nuestras esperanzas. Nosotros les damos una antorcha de fe, de vida y ellos se la pasarán a sus hijos, a sus nietos… Así es la vida... Y con el Bautismo, vosotros les habéis dado la fe mediante el sacramento y ellos harán lo mismo con sus hijos...Así se transmite la fe desde el tiempo de Jesús hasta hoy; como una cadena que pasa a través de los padres... Es una gran responsabilidad. No os olvidéis nunca del día de vuestro bautismo''.

El Pontífice habló con los niños que se preparan para la Primera Comunión [...] "Y ustedes que harán la Primera Comunión, acuérdense siempre de ese día; de la primera vez que Jesús vino a nosotros. El viene, se hace uno como nosotros, se hace nuestro alimento, nos nutre para darnos fuerza... No os olvidéis nunca de esa fecha y cada año, en el aniversario, id a confesaros y a comulgar. ¿De acuerdo?''.

Después de los niños, el Papa se reunió con un grupo de familias en dificultades que viven en una residencia cercana y forman parte de un programa de ayuda de la Comunidad de San Egidio. A ellos les pidió que no perdieran la esperanza “porque la esperanza no defrauda: nos la da el Señor. Y el Señor antes o después nos espera, siempre''.

Los enfermos fueron también protagonistas del encuentro con el Santo Padre. ''Hace mucho bien a la Iglesia- afirmó- Vosotros regáis constantemente la Iglesia con vuestra vida, con vuestros sufrimientos y con vuestra paciencia. Gracias, de verdad. La Iglesia sin enfermos no saldría adelante. Son la fuerza en la Iglesia, fuerza verdadera”.

 (ACI/EWTN Noticias)

martes, 9 de diciembre de 2014

El Papa dice que no hay que ser cristianos de apariencia

VATICANO, 04 Dic. 14 / 07:42 am.


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No seamos cristianos de apariencia”, ha pedido el Papa Francisco en la misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice ha dado las claves para ser un buen cristiano en la vida cotidiana, tomando como modelo el Evangelio del día sobre la casa que se construye sobre la roca.

El Santo Padre ha exhortado a ser “santos de la vida cotidiana”. “Pensemos en los enfermos, que ofrecen su sufrimiento por la Iglesia y los demás. Pensamos en tantos ancianos solos, que oran y ofrecen”, dijo. “Pensemos en tantas madres y padres de familia que llevan adelante con trabajo a su familia, la educación de los hijos, el trabajo cotidiano, los problemas, pero siempre con la esperanza en Jesús, que no se pavonean, sino que hacen lo que pueden”.

El Pontífice recordó que también existen muchos sacerdotes “que no se hacen ver pero que trabajan en sus parroquias con mucho amor” y “no se aburren porque su fundamento es la roca” que es Cristo.

“Debemos pensar muchos en la santidad escondida que hay en la Iglesia, cristianos que permanecen en Jesús”, aunque “pecadores”, porque “lo somos todos”. En el lado contrario estarían “los soberbios, los vanidosos y los cristianos de apariencia serán sacrificados, humillados”, mientras que “los pobres serán los que triunfarán, los pobres de espíritu, aquellos que delante de Dios se sienten ‘nada’, los humildes y que llevan adelante la salvación poniendo en práctica la Palabra del Señor”.

El Papa ha advertido contra los cristianos maquillados porque “apenas llega un poco de lluvia el maquillaje se va”. Por tanto, “no basta con pertenecer a una familia muy católica o a una asociación o ser benefactor si no se sigue después la voluntad de Dios”.

Francisco cree que existen muchos “cristianos de apariencia” que se “colapsan” ante la primera tentación porque “no hay ninguna sustancia” ya que han construido sobre arena. Pero hay muchos santos “en el pueblo de Dios” que “no necesariamente están canonizados, pero que son santos” porque “ponen en práctica el amor de Jesús”. Es decir, “han construido sobre la roca, que es Cristo”.

El Papa pidió a cada uno pensar “qué será de ti” y él mismo respondió: “comida para los gusanos”. “Si no tenemos esta roca, vamos a terminar pisoteados”. Pero la alegría del cristiano consiste en “saber que Él es la esperanza, es el perdón, es la paz, es la alegría” y en “no poner nuestra esperanza en cosas que hoy son y mañana no serán”.

“También algunas veces alguno de estos cristianos comete cualquier pecado grave, pero se arrepienten, piden perdón y esto es grande: la capacidad de pedir perdón, de no confundir pecado con virtud, de saber bien donde está la virtud y donde el pecado”.

(ACI)

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Mateo 7, 21-27:

"«No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”
Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!”
«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»"