Al presidir esta mañana la Misa en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco subrayó que “la Iglesia no es una organización cultural”, sino “la familia de Jesús”.
El Santo Padre señaló que los cristianos no deberíamos avergonzarnos de vivir con el escándalo de la Cruz, y los exhortó a no quedarse “atrapados por el espíritu del mundo”.
Al recordar la pregunta hecha por los escribas y los sumos sacerdotes a Jesús -“¿Por qué autoridad haces estas cosas?”-, Francisco señaló que intentaban ponerle una trampa al Señor, forzándolo a que cometa un error.
“El problema que esta gente tenía”, dijo el Papa, no era que Jesús haya realizado milagros, sino que “estaban sorprendidos de que los demonios le gritaran a Jesús ‘Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo”.
Esta es la razón por la que Jesús realmente escandaliza, indicó, pues “Él es Dios que se encarnó”.
El Papa advirtió que para nosotros también “nos ponen trampas en la vida”, pero la característica que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo, y “esto no puede ser tolerado, esto el diablo no lo soportará”.
“¿Cuántas veces escuchan a la gente decir: ‘Pero ustedes los cristianos, sean un poco más normales, como la otra gente; ¡sean razonables!”.
El Santo Padre aseguró que “este es un discurso hecho por los encantadores de serpientes, por cierto. ‘Pero, sé normal, ¿está bien? Un poco más normal, no seas tan estricto’. Pero detrás de esto está: ‘¡Por favor, no vengas con tus historias sobre Dios que se volvió hombre!’”.
“La Encarnación del Verbo. ¡Ese es el escándalo detrás! Podemos hacer todo el trabajo social que queramos, pero ellos dirán ‘¡qué bonito, la Iglesia, qué buen trabajo social hace la Iglesia’. Pero si decimos que hacemos esto porque la gente a la que ayudamos son la carne de Cristo, hay escándalo”.
“Y esa es la verdad, que es la revelación de Jesús: La presencia de Jesús encarnado”.
El Papa aseguró que “este es el punto”, pues “siempre habrá la tentación de hacer cosas buenas sin el escándalo del Verbo Encarnado, sin el escándalo de la Cruz”.
En lugar de esto, indicó el Santo Padre, debemos “ser fieles a este escándalo, a esta realidad que escandaliza”, pues “es mejor de esta forma: la coherencia de la fe”.
El Papa Francisco también recordó que Juan el Apóstol dice que “aquellos que niegan que el Verbo se hizo carne son del anticristo; ellos son el anticristo”.
Por el otro lado, dijo el Papa, “solo aquellos que dicen que el Verbo se hizo carne son del Espíritu Santo”.
“Nos haría a todos bien pensar esto: La Iglesia no es una organización cultural que incluye la religión y el trabajo social”, sino que “la Iglesia es la familia de Jesús”.
El Papa señaló que “la Iglesia confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, venido en carne. Ese es el escándalo, esa es la razón por la que persiguieron a Jesús”.
“Al final, la respuesta que Jesús no quiso darles a estos, a la pregunta ‘¿con qué autoridad estás haciendo esto?’ Él se la da al sumo sacerdote, ‘al final, ¿eres el Hijo de Dios? - ¡Sí!”.
El Santo Padre indicó que Jesús fue “sentenciado a muerte por eso. Este es el núcleo de la persecución. Si nos volvemos cristianos ‘razonables’, cristianos ‘sociales’, cristianos que solamente hacen filantropía, ¿cuál será la consecuencia? Que nunca tendremos mártires, esa será la consecuencia”.
Sin embargo, dijo, cuando los cristianos decimos la verdad, que “el Hijo de Dios vino y se hizo carne”, cuando nosotros “predicamos el escándalo de la Cruz, la persecución vendrá, la Cruz vendrá”.
“Le pedimos al Señor no avergonzarnos de vivir con este escándalo de la Cruz. Le pedimos sabiduría, la sabiduría para pedir no ser atrapados por el espíritu del mundo, que siempre nos hace amables sugerencias, propuestas civiles, buenas propuestas. Pero detrás de aquellas precisamente está la negación del hecho de que el Verbo se hizo carne, de la Encarnación del Verbo”. “Eso, al final, es lo que escandaliza a aquellos que persiguen a Jesús, eso es lo que destruye el trabajo del demonio. Así sea”, concluyó.
(ACI/EWTN Noticias)
"Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en
carne, es de Dios y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ese es el del Anticristo.
El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo." (1 Juan 4, 2-3)
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