En sus palabras previas al rezo del Ángelus, frente a los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco remarcó que “la escucha de la palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo” no son “actitudes opuestas”, sino que “al contrario, son ambos dos aspectos esenciales para nuestra vida cristiana”.
Estos dos aspectos, subrayó el Santo Padre, “no deben ser jamás separados, sino vividos en profunda unidad y armonía”.
Francisco reflexionó sobre el relato de Marta y María. “¿Quiénes son estas dos mujeres? Marta y María, hermanas de Lázaro, son parientes y fieles discípulas del Señor, que habitaban en Betania”.
“San Lucas las describe de esta manera: María, a los pies de Jesús, ‘escuchaba su palabra’, mientras Marta estaba ocupada en muchos servicios”, indicó.
Las dos mujeres, señaló el Santo Padre, “hospedan al Señor de paso, pero lo hacen de diversa forma. María se pone a los pies de Jesús, en escucha, Marta en cambio se deja absorber por los quehaceres, y está tan ocupada que se dirige a Jesús diciendo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me ayude’. Y Jesús le responde reprendiéndola con dulzura: ‘Marta, Marta, tú te afanas y te agitas por muchas cosas, pero de una cosa sola hay necesidad’”.
“¿Por qué Marta es reprendida, si bien con dulzura? –cuestionó el Papa–. Porque consideró esencial sólo aquello que estaba haciendo, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas, por ‘hacer’”.
Francisco indicó que “en un cristiano, las obras de servicio y de caridad no se separan jamás de la fuente principal de cada una de nuestras acciones: o sea la escucha de la Palabra del Señor, el estar, como María, a los pies de Jesús, en la actitud del discípulo. Y por esto Marta es reprendida”.
El Santo Padre apuntó que “también en nuestra vida cristiana, queridos hermanos y hermanas, oración y acción estén siempre profundamente unidas”.
“Una oración que no lleva a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, el hermano en dificultad, es una oración estéril e incompleta. Pero, de la misma manera cuando en el servicio eclesial se está atento sólo al hacer, se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y se olvida de la centralidad de Cristo, no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el peligro de servir a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado”.
El Papa recordó que “San Benito resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: ‘ora et labora’, reza y obra. Es de la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor que nace en nosotros la capacidad de vivir y de llevar el amor de Dios, su misericordia, su ternura hacia los demás”.
“Y también nuestro trabajo con el hermano necesitado, nuestro trabajo de caridad en la obras de misericordia, nos lleva al Señor, porque miramos al Señor en el hermano y la hermana en necesidad”.
El Santo Padre exhortó a que “pidamos a la Virgen María, Madre de la escucha y del servicio, que nos enseñe a meditar en nuestro corazón la Palabra de su Hijo, a rezar con fidelidad, para estar cada vez más concretamente pendientes de las necesidades de los hermanos”.
(ACI/EWTN Noticias)
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