Si la fe de los cristianos es madura, «adulta», deben saber salir del propio ambiente para llevar el mensaje del Evangelio a las periferias, «especialmente a aquellas que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo». Este tema característico de la predicación de Papa Francisco representa el centro del Mensaje para la Jornada Misionera Mundial 2013, que será celebrada el próximo 20 de octubre, justamente en el ámbito de la conclusión del Año de la Fe.
«La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida», escribió el Pontífice argentino en el mensaje.
Para el Papa Francisco, la fe, como ya había afirmado en la encíclica a cuatro manos que escribió con Benedicto XVI, «Lumen Fidei», debe ser una «luz segura» que ilumina el camino del hombre en este tiempo de crisis y de conflictos.
El Papa no olvidó en su mensaje la difícil situación social que están viviendo muchos países: «vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la vida, no sólo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la animan».
En el texto, con fecha del 19 de mayo de este año, el Pontífice recordó que la convivencia entre los seres humanos «está marcada por tensiones y conflictos que causan inseguridad y fatiga para encontrar el camino hacia una paz estable». Pero justamente en esta «situación tan compleja» es urgente «el llevar con valentía a todas las realidades, el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, reconciliación, comunión; anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación; anuncio de que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien».
El hombre contemporáneo y el mundo de nuestros días, según Francisco, necesitan una «luz segura», la luz de la fe para iluminar el camino. El testimonio de experiencia de los cristianos, la «naturaleza misionera de la Iglesia» no pueden confundirse con el «proselitismo».
«Todavía se piensa que llevar la verdad del Evangelio es violentar la libertad», recordó Bergoglio. Una crítica a la que Francisco respondió con las palabras de la «Evangelii nuntiandi» de Pablo VI, según quien proponer la fe es en realidad un homenaje a la libertad del hombre: «Sería… un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer… es un homenaje a esta libertad».
En realidad, indicó el Papa, más que los obstáculos exteriores que existen para la transmisión de la fe, lo que cuentan son los obstáculos que nacen «dentro de la comunidad eclesial»: «A veces el fervor, la alegría, el coraje, la esperanza en anunciar a todos el mensaje de Cristo y ayudar a la gente de nuestro tiempo a encontrarlo son débiles».
Por ello, subrayó el Pontífice, «siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio», tocando uno de los temas más importantes para él, puesto que la Iglesia «no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado».
(Vatican Insider/InfoCatólica)
Texto completo del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Misionera Mundial n. 87
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