El Papa Francisco exhortó esta mañana a no negociar nunca con el demonio ni a dejar de estar vigilante ante sus acechanzas, durante la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta en donde reside.
Meditando sobre el Evangelio en el que Jesús expulsa a los demonios, el Santo Padre dijo que ante Satanás se impone la "vigilancia, porque la estrategia del demonio es ésta: ‘Te has convertido en cristiano, va adelante en la fe, te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te has acostumbrado, y no vigilas tanto, y te sientes seguro, yo regreso’. El Evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y el demonio ¡que regresa!".
"San Pedro lo decía: ‘Es como un león feroz, que da vueltas a nuestro alrededor’. Es así. ‘Pero, Padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas’... . No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor!".
El Pontífice alentó luego a pedirle al Señor "la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no negociemos con el demonio! Él trata de volver a la casa, de tomar posesión de nosotros... No relativizar, ¡vigilar! ¡Y siempre con Jesús!".
El Papa advirtió la actitud de algunos que presentan a Jesús solo como un curandero al que no toman en serio. Una actitud, observó, que "ha llegado hasta nuestros días". "Hay algunos sacerdotes que cuando leen este pasaje del Evangelio, este y otros, dicen: ‘Pero, Jesús ha sanado a una persona con una enfermedad mental’. No leen esto aquí, ¿no? Es verdad que en aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión de demonio; ¡pero también es cierto que existía el demonio! Y nosotros no tenemos derecho a simplificar las cosas, como diciendo: ‘Todos esos no estaban poseídos; eran enfermos mentales’. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio".
Por esta razón, advirtió el Papa, "no debemos ser ingenuos". El Santo Padre observó luego que el Señor nos da algunos criterios para "discernir" la presencia del mal y para seguir el "camino cristiano cuando hay tentaciones".
Uno de los criterios es "seguir la victoria de Jesús sobre el mal" sólo "a medias". "O estás conmigo - dice el Señor - o estás contra mí". Jesús, añadió, ha venido para destruir al demonio, "a liberarnos" de la "esclavitud del demonio sobre nosotros". Y, advirtió, no se puede decir que así "exageramos".
"En este tema - dijo el Papa- no hay matices. Es una lucha donde se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna" de todos nosotros. Luego está el criterio de la vigilancia. "Siempre debemos vigilar -exhortó el Papa- vigilar contra el engaño, contra la seducción del maligno":
"Podemos hacernos la pregunta: ‘¿vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos, sobre mis pensamientos’? ¿Custodio el tesoro de la gracia? ¿Custodio la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo las cosas así, seguro, creyendo que todo está bien?’ Si tú no te custodias, viene aquel que es más fuerte que tú. Pero si llega uno más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte el botín. ¡La vigilancia!".
El Papa Francisco dijo luego que para la vigilancia hay tres criterios a tener en cuenta: "No hay posiciones a medias. Tercer criterio: la vigilancia sobre nuestro corazón, porque el demonio es astuto. ¡Jamás ha sido expulsado para siempre! Sólo el último día lo será".
(ACI)
Jesús expulsa a los demonios, y
alguien empieza a dar explicaciones «para disminuir la fuerza del
Señor». El Papa Francisco habló en la homilía, tomando el Evangelio de
hoy, sobre la tentación de disminuir la figura de Jesús como si fuese «como mucho un curador», pero sin tomarle «del todo en serio». Una actitud, observó, que «ha llegado hasta nuestros días».
Por esto, advirtió, «no debemos ser ingenuos». El Papa, por tanto, observó que el Señor nos da algunos criterios para «discernir» la presencia del mal y para ir por el«camino cristiano cuando hay tentaciones». Uno de los criterios es «no seguir la victoria de Jesús sobre el mal» solo «a medias». «O estas conmigo - dice el Señor - o estás contra mí». Jesús, añadió, vino a destruir al demonio, «a darnos la liberación» de la «esclavitud del diablo sobre nosotros». Y, advirtió, no se puede decir que así «exageramos». «En este punto - dijo - no hay medias tintas. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna» de todos nosotros.
«Y podemos preguntarnos: ‘¿Yo me vigilo a mí, mi corazón, mis sentimientos, mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Guardo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O lo dejo estar, seguro, creo que voy bien?' Si tu no guardas, viene el que es más fuerte que tu. Pero si llega uno más fuerte que él y le gana, le quita las armas en las que confiaba y se reparte el botín. ¡La vigilancia! Tres criterios, ¡eh! No confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está contra Jesús. No hay enseñanzas a medias. Tercer criterio: la vigilancia de nuestro corazón, porque el demonio es astuto. ¡Nunca se le expulsa para siempre! Sólo lo será el último día».
Cuando el espíritu impuro sale del hombre, recordó el Papa, «vaga por lugares desiertos, buscando alivio, y al no encontrarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde he salido'. Y cuando la encuentra «barrida y en orden». Entonces va, «toma a otros siete espíritus peores que él, vienen y moran en ella. Y así, la última situación de ese hombre se vuele peor que la primera».
«La vigilancia, porque su estrategia es esa: ‘Tu te has hecho cristiano, sigue adelante en tu fe, yo te dejo, te dejo tranquilo. Pero después, cuando te has acostumbrado y no vigilas tanto y te sientes seguro, yo vuelvo'. El Evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que vuelve. San Pedro lo decía: ‘Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor'. Es así. ‘¡Pero, Padre, usted está un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas ...'. No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y esto no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Pidamos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡El ha vencido al demonio! ¡Por favor, no hagamos tratos con el demonio! Él busca volver a casa, tomarnos en posesión ... ¡No relativizar, vigilar! ¡Y siempre con Jesús!».
(RV/InfoCatólica)
El demonio existe
«Hay algunos sacerdotes que cuando leen este pasaje del Evangelio, este y otros (sobre expulsión de demonios, n.d.r.), dicen: ‘Jesús curó a una persona de una enfermedad psíquica. No se lee esto aquí, ¿no? Es verdad que en aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión del demonio; ¡pero es también cierto que existía el demonio! Y no tenemos derecho a simplificar tanto las cosas, diciendo: ‘Todos estos no estaban endemoniados; eran enfermos psíquicos'. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia acaba también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio».
Por esto, advirtió, «no debemos ser ingenuos». El Papa, por tanto, observó que el Señor nos da algunos criterios para «discernir» la presencia del mal y para ir por el«camino cristiano cuando hay tentaciones». Uno de los criterios es «no seguir la victoria de Jesús sobre el mal» solo «a medias». «O estas conmigo - dice el Señor - o estás contra mí». Jesús, añadió, vino a destruir al demonio, «a darnos la liberación» de la «esclavitud del diablo sobre nosotros». Y, advirtió, no se puede decir que así «exageramos». «En este punto - dijo - no hay medias tintas. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna» de todos nosotros.
Estar vigilantes
Está después el criterio de la vigilancia. «Debemos ser vigilantes siempre - exhortó el Papa - vigilar contra el engaño, contra la seducción del maligno».
«Y podemos preguntarnos: ‘¿Yo me vigilo a mí, mi corazón, mis sentimientos, mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Guardo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O lo dejo estar, seguro, creo que voy bien?' Si tu no guardas, viene el que es más fuerte que tu. Pero si llega uno más fuerte que él y le gana, le quita las armas en las que confiaba y se reparte el botín. ¡La vigilancia! Tres criterios, ¡eh! No confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está contra Jesús. No hay enseñanzas a medias. Tercer criterio: la vigilancia de nuestro corazón, porque el demonio es astuto. ¡Nunca se le expulsa para siempre! Sólo lo será el último día».
Cuando el espíritu impuro sale del hombre, recordó el Papa, «vaga por lugares desiertos, buscando alivio, y al no encontrarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde he salido'. Y cuando la encuentra «barrida y en orden». Entonces va, «toma a otros siete espíritus peores que él, vienen y moran en ella. Y así, la última situación de ese hombre se vuele peor que la primera».
«La vigilancia, porque su estrategia es esa: ‘Tu te has hecho cristiano, sigue adelante en tu fe, yo te dejo, te dejo tranquilo. Pero después, cuando te has acostumbrado y no vigilas tanto y te sientes seguro, yo vuelvo'. El Evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que vuelve. San Pedro lo decía: ‘Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor'. Es así. ‘¡Pero, Padre, usted está un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas ...'. No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y esto no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Pidamos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡El ha vencido al demonio! ¡Por favor, no hagamos tratos con el demonio! Él busca volver a casa, tomarnos en posesión ... ¡No relativizar, vigilar! ¡Y siempre con Jesús!».
(RV/InfoCatólica)
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