30-4-2015
El
papa Francisco exhortó, durante la audiencia general, a ver la
unión sagrada entre el hombre y la mujer como un don, una alegría y una fiesta.
A su vez, el Santo Padre sostuvo que hoy «no es fácil hablar del matrimonio
como una fiesta que se renueva en el tiempo con las diferentes estaciones de
toda la vida de los cónyuges».
Es un hecho,
dijo, que las personas que están
casadas son cada vez menos, que aumenta el número de separaciones, mientras que disminuye el número de niños y
explicó la dificultad que tienen los esposos «para mantenerse juntos - tanto
como pareja y como familia».
El Papa se
refirió a las bodas de Caná, en las que «¡Jesús no sólo participó en ese
matrimonio, sino que “salvó la fiesta” con el milagro del vino!». De esta
manera, el Papa remarcó que Jesús hizo
su primer milagro en la celebración de un matrimonio. «Fue un gesto de
gran simpatía por la familia que nace, solicitado por la premura maternal de
María».
Al enumerar las
dificultades que enfrenta el matrimonio en nuestros días el Papa constató que
«junto a otras causas, hay un miedo a equivocarse y fracasar que impide confiar en la gracia que Cristo ha
prometido a la unión conyugal».
Matrimonio, fuente de paz y de bien:
«El matrimonio consagrado por Dios protege esa
unión entre el hombre y la mujer que el mismo Dios ha bendecido desde la
creación del mundo, y que es fuente de
paz y de bien para las personas y para la sociedad», afirmó.
«Los esposos que
se casan en el Señor se transforman así en un signo eficaz del amor de Dios en
el mundo -aseguró-. El mejor modo de mostrar
al mundo de hoy la belleza y la bondad del matrimonio es el testimonio
de vida de los mismos esposos y de la familia».
El Papa invocó
la intercesión de la Virgen María por los esposos, especialmente por los que
pasan por dificultades, para que vivan su matrimonio como un signo eficaz del
amor de Dios.
(AICA / Infocatólica)
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Juan 2, 1-11:
"Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino».
Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora».
Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba.
«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú
has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos."
Génesis 2, 21-24:
"Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne.
De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada».
Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne."
Mateo 19, 3-9:
"Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre».
Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?»
Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio»."
Marcos 10, 2-12:
"Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.
Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra.
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».
Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio»."
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Juan 2, 1-11:
"Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino».
Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora».
Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una.
Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba.
«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú
has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos."
Génesis 2, 21-24:
"Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne.
De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada».
Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne."
Mateo 19, 3-9:
"Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre».
Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?»
Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio»."
Marcos 10, 2-12:
"Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.
Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra.
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».
Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio»."
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