Al recibir a cerca de quinientos participantes del Encuentro internacional de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontífice, el Papa Francisco remarcó que por encima de la lógica del dinero y el poder se encuentra la dignidad humana.
La Fundación Centesimus Annus Pro Pontífice fue creada por el Beato Juan Pablo II hace 20 años, y lleva el nombre de la Encíclica que el entonces Papa publicó con ocasión del centenario de la Rerum Novarum. Este año, el encuentro tuvo como tema “Repensar la solidaridad para el empleo: los desafíos del siglo XXI”.
El Papa Francisco advirtió que “la crisis actual no es sólo económica y financiera, sino que tiene sus raíces en una crisis ética y antropológica”.
“Seguir los ídolos del poder, del provecho, del dinero, por encima del valor de la persona humana, se ha vuelto una norma básica de funcionamiento y el criterio decisivo de la organización”.
El Santo Padre criticó que “se ha olvidado y se sigue olvidando que por encima de la lógica de los negocios, de la lógica y de los parámetros del mercado, está el ser humano y que hay algo que es debido al hombre en cuanto hombre, en virtud de su dignidad profunda: ofrecerle la posibilidad de vivir con dignidad y de participar activamente en el bien común”.
“Benedicto XVI nos ha recordado que todas las actividades humanas, incluyendo la económica, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada de manera ética”, señaló, citando a la Encíclica Caritas in veritate de su predecesor, “por lo tanto, tenemos que volver a la centralidad del hombre, a una visión más ética de las actividades y de las relaciones humanas, sin el temor de perder algo”.
Francisco remarcó la urgencia de difundir y destacar la actualidad de la Doctrina Social de la Iglesia, “cuyo valor fundamental es la solidaridad”, la cual está “arraigada en el Evangelio, es decir en Cristo”.
El Santo Padre, reflexionando sobre el lema de este año del encuentro de la fundación, señaló que “me parece que ‘repensar’ quiere decir dos cosas: ante todo, conjugar el magisterio con la evolución socio-económica, que, al ser constante y rápida, presenta aspectos cada vez más nuevos, y, en segundo lugar, ‘repensar’ quiere decir profundizar, reflexionar ulteriormente, para hacer emerger toda la fecundidad de un valor -la solidaridad, en este caso- que en profundidad se arraiga en el Evangelio, es decir en Jesucristo, y como tal contiene potencialidades inagotables”.
“La actual crisis económica y social hace aún más urgente este ‘repensar’ y subraya aún más la verdad y actualidad de afirmaciones del magisterio social, como la que leemos en la Laborem exercens: ‘Echando una mirada sobre la familia humana entera... no se puede menos de quedar impresionados ante un hecho desconcertante de grandes proporciones, es decir, el hecho de que, mientras por una parte siguen sin utilizarse conspicuos recursos de la naturaleza, existen por otra grupos enteros de desocupados o subocupados y un sinfín de multitudes hambrientas: un hecho que atestigua sin duda el que... hay algo que no funciona’”.
El Papa también expresó su preocupación por la propagación del desempleo y la pobreza en el mundo.
“Es un fenómeno, del desempleo -de la falta y de la pérdida del trabajo- que se está extendiendo en amplias zonas de Occidente y que está propagando de forma preocupante los límites de la pobreza”.
“Y no hay peor pobreza material -me apremia subrayarlo- que aquella que no permite ganarse el pan y que priva de la dignidad del trabajo”.
Francisco advirtió que “este ‘algo que no funciona’ ya no interesa sólo al sur del mundo, sino a todo el planeta. De ahí la exigencia de ‘repensar la solidaridad’, ya no como simple asistencia a los más pobres, sino como un replanteamiento global de todo el sistema, como búsqueda de maneras de reformarlo y corregirlo de una manera coherente con los derechos humanos fundamentales, de todos los hombres”.
“A esta palabra ‘solidaridad’ no muy bien vista por el mundo económico -como si fuera una mala palabra- hay que volverle a dar su merecida ciudadanía social”.
(ACI/EWTN Noticias)
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