30/01/2015
12:29.
Un cristiano siempre debe custodiar en
sí la “memoria” de su primer encuentro con Cristo y la “esperanza” en Él, que
lo impulsa a ir adelante en la vida con el “coraje” de la fe. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa
de Santa Marta.
No ama
verdaderamente quien no recuerda “los días del primer amor”. Y un cristiano sin
memoria de su primer encuentro con Jesús es una persona vacía, espiritualmente
inerte, come sólo saben ser los “tibios”.
Cristianos
tibios, un fracaso
La frase
inicial de la Carta a los Hebreos, en la que el autor invita a llamar “a la
memoria aquellos primeros días”, aquellos en los que han recibido – dice – “la
luz de Cristo”, orientó la reflexión del Papa Francisco. En especial “el día
del encuentro con Jesús” – observó el Pontífice – jamás debe olvidarse porque
es el día de “una alegría grande”, de “unas ganas de hacer cosas grandes”. Y
junto a la memoria – pidió – jamás perder el “coraje de los
primeros tiempos” y el “entusiasmo”, la “franqueza” que nacen del recuerdo del
primer amor:
“La
memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si nosotros
perdemos este entusiasmo que viene de la memoria del primer amor, este
entusiasmo que viene del primer amor, llega ese peligro tan grande para los
cristianos: la tibieza. Los cristianos ‘tibios’, ¡eh! Pero están allí,
detenidos, y sí, son cristianos, pero han perdido la memoria del primer amor. Y
sí, han perdido el entusiasmo. También han perdido la paciencia, ese ‘tolerar’
las cosas de la vida con el espíritu del amor de Jesús; ese ‘tolerar’, ese
‘cargar sobre los hombros’ las dificultades… Los cristianos tibios, pobrecitos,
son un grave peligro”.
Atención
al mal que llama
Al pensar
en los cristianos tibios, el Papa Francisco refiere dos imágenes tan incisivas
cuanto desagradables. La evocada por Pedro, del “perro que vuelve a su vómito”,
y la otra de Jesús, para quien hay personas que al decidir seguir el Evangelio
sí han echado de ellas al demonio, pero cuando éste vuelve con fuerza le abren
la puerta sin estar en guardia y así el demonio “toma posesión de aquella casa”
inicialmente limpia y bella. Que es como decir, volver al “vómito” de aquel mal
en un primer tiempo rechazado. Viceversa, afirmó Francisco:
“El
cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Llamar a la
memoria para no perder aquella experiencia tan bella del primer amor, que
alimenta la esperanza. Tantas veces la esperanza es oscura, pero va adelante.
Cree, va, porque sabe que la esperanza no decepciona, para encontrar a Jesús.
Estos dos parámetros son precisamente el marco en el que podemos custodiar esta
salvación de los justos que viene del Señor”.
Memoria
y esperanza es igual a fe
Una
salvación – afirmó el Papa citando un pasaje del Evangelio – que
debe ser protegida “para que la pequeña semilla de mostaza crezca y dé su
fruto”:
“Causan
pena, hacen mal al corazón tantos cristianos – ¡tantos cristianos! – a mitad de
camino, tantos cristianos fracasados en este camino hacia el encuentro con
Jesús, partiendo del encuentro con Jesús. Este camino en el que han perdido la
memoria del primer amor y no tienen esperanza”.
“Pidamos
al Señor – fue la oración conclusiva del Santo Padre en esta homilía –
la gracia de custodiar el regalo, el don de la salvación”.
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Hebreos 10, 31-33:
"¡Es tremendo caer en las manos del Dios vivo!
Traed a la memoria los días pasados, en que después de ser iluminados, hubisteis de soportar un duro y doloroso combate, unas veces expuestos públicamente a ultrajes y tribulaciones; otras, haciéndoos solidarios de los que así eran tratados."
2 Pedro 2, 20-22:
"Porque si, después de haberse alejado de la impureza del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se enredan nuevamente en ella y son vencidos, su postrera situación resulta peor que la primera.
Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que le fue transmitido.
Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: «el perro vuelve a su vómito» y «la puerca
lavada, a revolcarse en el cieno»."
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