domingo, 12 de mayo de 2013

Testimonios Cristianos: Vida, Martirio y Servidumbre por la fe en Cristo

VATICANO, 12 May. 13 / 10:15 am.

 

En sus palabras previas al rezo del Regina Coeli, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco exhortó a los miles de fieles reunidos a “mantener viva la atención de todos sobre el tema tan importante del respeto por la vida humana desde el momento de su concepción”.

El Santo Padre también expresó su saludo “a los participantes en la ‘Marcha por la vida’, que tuvo lugar esta mañana en Roma”.

Francisco alentó además “la recogida de firmas que hoy se realiza en muchas parroquias italianas, a fin de sostener la iniciativa europea ‘Uno de nosotros’, para garantizar protección jurídica al embrión, tutelando a todo ser humano desde el primer instante de su existencia”.

“Un momento particular para aquellos que defienden el carácter sagrado de la vida humana será la ‘Jornada del Evangelium Vitae’, que tendrá lugar aquí en el Vaticano, en el contexto del Año de la fe, los próximos 15 y 16 de junio.

El Santo Padre pidió “que los mártires de Otranto ayuden al querido pueblo italiano a mirar con esperanza el futuro, confiando en la cercanía de Dios que jamás abandona, incluso en los momentos difíciles”.

“Que por intercesión de Madre Laura Montoya, el Señor conceda un nuevo impulso misionero y evangelizador a la Iglesia, y que, inspirados en el ejemplo de concordia y reconciliación de esta nueva Santa, los amados hijos de Colombia continúen trabajando por la paz y el justo desarrollo de su Patria”, añadió.

“En las manos de Santa Guadalupe García Zavala ponemos a todos los pobres, los enfermos y a cuantos los asisten, y encomendamos a su intercesión a la noble Nación mexicana, para que desterrada toda violencia e inseguridad, avance cada vez más por el camino de la solidaridad y la convivencia fraterna”.

El Papa también recordó que ayer sábado, en Roma, “ha sido proclamado beato el sacerdote Luigi Novarese, fundador del Centro voluntarios del Sufrimiento y de los Silenciosos Obreros de la Cruz”.

“Me uno a la acción de gracias por este sacerdote ejemplar, que ha sabido renovar la pastoral de los enfermos haciéndolos sujetos activos en la Iglesia”.

“Saludo con afecto a todos los grupos parroquiales, las familias, las escuelas, los jóvenes presentes. Con amor filial nos dirigimos ahora a la Virgen María, Madre y modelo de todos los cristianos”, concluyó.

 (ACI/EWTN Noticias)


12/05/13 10:46 AM.

En su homilía el Obispo de Roma ha comenzado recordando que en este VII Domingo del Tiempo Pascual celebramos una «fiesta de la santidad». Y ha dado gracias a Dios que hizo «resplandecer su gloria, la gloria del Amor, en los Mártires de Otranto, la Madre Laura Montoya y la Madre María Guadalupe García Zavala».

El Papa Francisco también ha afirmado que hoy la Iglesia propone a nuestra veneración una multitud de mártires, que juntos fueron llamados al supremo testimonio del Evangelio, en 1480. Se trata de personas supervivientes del asedio e invasión de Otranto, que fueron decapitadas en las afueras de la ciudad. Y puesto que no quisieron renegar su propia fe, murieron confesando a Cristo resucitado.

Tras preguntarse ¿dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles? El Pontífice ha respondido que precisamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena, hace que contemplemos «los cielos abiertos» –como dice san Esteban – y a Cristo vivo a la derecha del Padre.

Por esta razón, dirigiéndose a los queridos amigos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa ha dicho «conservemos la fe que hemos recibido y que es nuestro verdadero tesoro, renovemos nuestra fidelidad al Señor, incluso en medio de los obstáculos y las incomprensiones. Dios no dejará que nos falten las fuerzas ni la serenidad». Y ha añadido que, mientras veneramos a los Mártires de Otranto, «pidamos a Dios que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y les dé el valor para ser fieles y para responder al mal con el bien».

De la primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana, Laura Montoya, el Pontífice ha afirmado que «nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente - como si fuera posible vivir la fe aisladamente -, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, acogiendo a todos sin prejuicios ni reticencias, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos: Cristo y su Evangelio».

De la religiosa mexicana Santa Guadalupe García Zavala el Papa ha dicho que «renunciando a una vida cómoda para seguir la llamada de Jesús, enseñaba a amar la pobreza, para poder amar más a los pobres y los enfermos. La Madre Lupita se arrodillaba en el suelo del hospital ante los enfermos y los abandonados para servirles con ternura y compasión». Porque la Madre Lupita había entendido lo que significa «tocar la carne de Cristo».

Por último, el Santo Padre se ha referido a la fidelidad a Jesucristo y a su Evangelio, para anunciarlo con la palabra y con la vida, dando testimonio del amor de Dios con nuestro amor, con nuestra caridad hacia todos. «Son ejemplos luminosos y lecciones que nos ofrecen los santos que hemos proclamado hoy, pero que también cuestionan nuestra vida de cristianos: ¿Cómo es mi fidelidad al Señor? ¿Soy capaz de ‘hacer ver’ mi fe con respeto, pero también con valentía? ¿Estoy atento a los otros? ¿Percibo quién padece necesidad? ¿Veo a los demás como hermanos y hermanas que debo amar?».

(RV/InfoCatólica)

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