jueves, 27 de junio de 2013

Cristo es la roca donde se apoya su Iglesia

VATICANO, 27 Jun. 13 / 11:43 am

 

En su homilía de la Misa que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a no caer en la tentación de ser cristianos sin Cristo, no ser cristianos "líquidos" que fundan su vida sobre la arena y no sobre la roca que es Jesús, ni ser cristianos demasiado rígidos que olvidan la alegría.

Rígidos y tristes o alegres pero sin tener idea de la alegría cristiana. Son dos "casas", en cierto modo, opuestas, en las que viven dos categorías de creyentes y que en ambos casos tienen un defecto grave: se fundan en un cristianismo hecho de palabras y no se basan en la "roca" de la Palabra de Cristo. El Papa Francisco hizo esta descripción al comentar el Evangelio de Mateo, concretamente el conocido pasaje de las casas construidas sobre arena o roca.

"En la historia de la Iglesia ha habido dos clases de cristianos: los cristianos de las palabras –esos de 'Señor, Señor, Señor’– y los cristianos de la acción, en verdad. Siempre ha existido la tentación de vivir nuestro cristianismo fuera de la roca que es Cristo. El único que nos da la libertad para decir ‘Padre’ a Dios es Cristo, la roca. Es el único que nos sostiene en los momentos difíciles, ¿no? Como dice Jesús: cae la lluvia, desbordan los ríos, soplan los vientos, pero cuando está la roca está la seguridad, cuando son las palabras, las palabras vuelan, no sirven. Pero es la tentación de estos cristianos de palabras, de un cristianismo sin Jesús, un cristianismo sin Cristo. Y esto sucedió y sucede hoy en la Iglesia: ser cristianos sin Cristo".

El Papa analizó más de cerca a estos "cristianos de palabras", revelando sus características específicas. Existe un primer tipo –definido "gnóstico"– "que en lugar de amar la roca, ama las bellas palabras" y por tanto, vive flotando sobre la superficie de la vida cristiana. Y después está el otro tipo que Francisco llamó "pelagiano", el cual tiene un estilo de vida serio y almidonado. Cristianos, ironizó el Papa, que "miran el piso".

"Y esta tentación hoy existe. Cristianos superficiales que creen sí en Dios, en Cristo, pero demasiado ‘difuso’: no es el Jesucristo que da el fundamento. Son los gnósticos modernos. La tentación del gnosticismo. Un cristianismo ‘líquido’. Por otra parte, están los que creen que la vida cristiana se debe tomar tan seriamente que terminan por confundir solidez, firmeza, con rigidez. ¡Son los rígidos! Estos piensan que para ser cristiano es necesario estar de luto, siempre".

El Santo Padre dijo luego que de este tipo de cristianos "hay tantos". Pero precisó que "no son cristianos, sino que se disfrazan de cristianos". "No saben –insistió– qué es el Señor, no saben qué es la roca, no tienen la libertad de los cristianos. Y, para decirlo de modo sencillo, no tienen alegría":
"Los primeros tienen cierta ‘alegría’ superficial. Los otros viven en un continuo velatorio, pero no saben qué cosa es la alegría cristiana. No saben gozarse la vida que Jesús nos da, porque no saben hablar con Jesús. No se sienten sobre Jesús, con esa firmeza que da la presencia de Jesús. Y no sólo no tienen alegría: no tienen libertad".

El Papa dijo para concluir que "estos son esclavos de la superficialidad, de esta vida difusa, y éstos son esclavos de la rigidez, no son libres. En su vida, el Espíritu Santo no encuentra lugar. ¡Es el Espíritu el que nos da la libertad! El Señor nos invita hoy a construir nuestra vida cristiana sobre Él, la roca, el que nos da la libertad, el que nos envía el Espíritu, el que te hace ir hacia delante con la alegría, en su camino, en sus propuestas".

(ACI/EWTN Noticias)


"Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es
semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada.

Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa."
(Lc 6, 47-49)

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